Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Se acercaron al borde.
Los empujó, y volaron.

Guillaume Apollinaire

miércoles, 3 de agosto de 2011

Escapadas

LA PASIÓN DE LO BREVE

[4] Lo amaba por su sombra más que por él mismo, y cuando el hombre –celoso por aquella costumbre- no la miraba, ella, juguetona, casi lasciva, corría detrás de la sombra, y, sumamente excitada, daba palmadas al aire. Fue una historia de amor en la esperanza, e incluso un día se tendió de tal modo que la sombra hubo de pasar sobre ella, y sintió un frío  feliz en las entrañas. Después nunca supo si el niño era de él o de la sombra.

[37] No aceptas la muerte –me dijo una muchacha a la que yo amaba-, porque no tienes conciencia de árbol.

[42] Quiero una rosa ácida –me dijo-. No importa el color. Sólo necesito que sea ácida. Una rosa con sabor a pomelo y olor a ropa limpia. Entonces supe que los inviernos con ella serían interesantes, y que la vejez llegaría llena de vértigos. Y me sentí feliz. 

[47] Es el amor al aire el que convierte al pez en pájaro. 

[142] La idea poética surgió como algo inmediato, corrió para escribirla y no pudo: Se hizo el poema encima. 


ANGEOLOGÍA

[370] Los ángeles se sienten especialmente atraídos por los cuerpos sin alas. 

[394] Cree el ángel en su inocencia que hay hombres de la guarda. 

[443] Los ángeles desean que la conversación decaiga para poder pasar. 

[464] Los ángeles, temerosos de la soledad, se hacen custodios. 

[476] Los ojos de los ángeles lloran sauces. 

[480] De la unión de Leda y el cisne nace un ángel. 

[482] Cuando el místico tuvo alas, se fugó con su ángel. 

[491] Hay una oficina de empleo para los ángeles de la guarda.

[496] El ángel ante un espejo se ve sin alas. 

[500] Y ella deseó fervientemente que no fuera un ángel, que fuera solamente un muchacho. 

[504] Para la anciana, la perpetua juventud de su ángel era una impertinencia insoportable. Y acabó despidiéndolo. 

[554] Vi en aquella playa a una muchacha celosísima que le mojaba las alas a su ángel para que no alzase el vuelo. 

[566] Soñé que dormía abrazado a un ángel, y al despertar, en mi lecho, una extraña pluma hacía prueba de mi sueño. 

“Crónica de la Lluvia” de RAFAEL PÉREZ ESTRADA (Edhasa)

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