Ícaro, de Henri Matisse
"… Algún día (que indudables signos precursores anuncian ya de manera elocuente y brillante a veces en los países nórdicos), algún día existirá la hembra y la mujer cuyo nombre ya no signifique sólo lo contrario de lo masculino, sino algo en sí mismo, algo que no haga pensar ni en completarlo ni en sus límites, sino sólo en vida y existencia: la persona femenina.
Este progreso (muy en contra al principio de la voluntad de los hombres, que se verán superados) transformará la experiencia del amor, que ahora está llena de errores, la cambiará desde su base, transformándola en una relación que se entienda de persona a persona, y ya no de hombre a mujer. Y este amor más humano (que se consumará con infinita dulzura y delicadeza, y con bondad y claridad tanto al unirse como al desligarse) se parecerá al que vamos preparando entre luchas y esfuerzos, el amor que consiste en que dos soledades se protejan, se delimiten y se cumplimenten una a otra".
‘Cartas a un joven poeta’ R. M. RILKE