Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Se acercaron al borde.
Los empujó, y volaron.

Guillaume Apollinaire

lunes, 31 de diciembre de 2012

31 de diciembre



CONSIDERANDO 

Teniendo en cuenta y considerando
el progresivo deshielo de los mares
el efecto invernadero
la veloz extinción de las especies
el hambre feroz en África y el sida
las guerras religiosas en Oriente
los miles de mujeres asesinadas
por sus hombres más cercanos
la progresión del cáncer
la infibulación de las niñas
el aumento del precio del petróleo
el turismo sexual en Tailandia
las múltiples torturas impunes
el numeroso grupo de dictaduras
y dictablandos
el tráfico de armas
el tráfico de órganos
el tráfico de blancas
las matanzas los genocidios
las violaciones y los accidentes automovilísticos

el hecho de que tú y yo ya no hagamos el amor
es sencillamente irrelevante.
 

‘Habitación de hotel’ - CRISTINA PERI ROSSI


jueves, 27 de diciembre de 2012

sábado, 22 de diciembre de 2012

... se deja ver


No se deja ver
pero está en las hojas al caer,
en las flores y en los frutos se prende
un instante eterno
para quien quiera verlo.

No se deja ver
pero al alba nos saluda
y al atardecer
nos invita a detener. 

No se deja ver
pero aparece
en la cara del niño
y en la del viejo. 

Macula los cuerpos,
se ensaña con los que
que poseyeron belleza,
cubre e iguala los seres. 

El Tiempo,
el más grande y duro de los maestros,
asesino y bálsamo
(a un tiempo).
 
.
 

martes, 18 de diciembre de 2012

viernes, 14 de diciembre de 2012

Sendero

óleo s/lienzo (55 x 38)

sábado, 1 de diciembre de 2012

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Corrientes

óleo s/lienzo (100 x 72)

sábado, 24 de noviembre de 2012

Caminos

óleo s/lienzo (60 x 80)


jueves, 22 de noviembre de 2012

Nocturnos

óleo s/lienzo (27 x 35)

óleo s/lienzo (50 x 62)

óleo s/lienzo (46 x 37)

martes, 20 de noviembre de 2012

viernes, 16 de noviembre de 2012

Exposición en Salapequeña




El gusano se arrastra
no imagina que puede volar...

Tiempo,
oscuridad y silencio

...


Hasta el 25 de noviembre
Salapequeña - ESDIR
Avda. de la Paz, 2 - Logroño

Bocetos Líneas II


domingo, 11 de noviembre de 2012

Cosas




 
Pinturas de Tetsuya Ishida (1973 - 2005)
 
 
Desconcierta la naturalidad con que parecemos considerar a los demás como objetos que pueden ordenarse, clasificarse, manipularse, trasladarse, intercambiarse, que pueden ser sustituidos o reemplazados. Dado que son semejantes, que queden reducidos a ser similares. Uno por otro. O varios por uno. Ya no hay ni arraigo, ni pertenencia, ni otra identidad que la que se requiere para la identificación. Todo viene a ser contraseña y signatura, como garantía de una supuesta privacidad que tiene algo de privación. En definitiva, así se tranquiliza al usuario, y en cierto modo se le confirma como tal, mediante una cierta reducción o desaparición del sujeto de acción. Es suficiente con que sea capaz de activar. Y de aceptar. Puesto que no faltará exquisitez, vendrá a ser un objeto de calidad.

[…]

Podríamos ingenuamente atribuir estos males a la técnica y culpabilizarla de nuestra poca consideración, que en definitiva es tan nuestra y coincide con la que tenemos con nosotros mismos. Ya se dijo que “la técnica es la metafísica de la era atómica”. Y ciertamente no es cuestión de desconsiderarlo. El hombre vino a ser sujeto y bien pronto cuanto hay se pobló de objetos. Incluso los seres humanos, queriendo sujetar, quedaron sujetados. Unos más que otros, tanto que para ser sujetos algunos parecieron precisar que los demás fueran objetos a su disposición. Pero eso no sería producto sin más de la técnica, sino ya resultado de un dominio, de una tecnocracia. Confiemos en que no sea del todo así, aunque quizá no pocos piensen que sea demasido confiar.

Precisamente, la ciencia impide la reducción del ser humano a los avatares de la técnica y, en tanto que pensamiento, por su apertura y pluralidad, tiene especial competencia y responsabilidad y, desde luego, capacidad, para no rendirse ni claudicar ante la caricatura de la conversión de todo a objeto representable y manipulable. La ciencia, que brota precisamente del quehacer de los seres humanos, se ve enfrentada a esta inquietante posibilidad.

Lo puesto en cuestión no es simplemente la actividad o el quehacer, ni los planteamientos -que también-, lo que es radicalmente cuestionado es el sentido mismo de en qué consiste hoy eso que denominamos ser humano, cuya existencia, para ser tal, ha de labrarse y tejerse en la propia libertad. Una vez más, la cuestión viene a ser la del sentido y el alcance de esa libertad. Si ignoramos o desconsideramos la ciencia y su dimensión humana, sólo cabría aguardar adormecidos el curso de los acontecimientos, que es tanto como asistir a nuestra pura disolución, no ya en objetos, sino en cosas, útiles, quizá, utensilios. Y no se trata de una aseveración desolada, sino de una anticipación aún tal vez razonable de lo que ocurre o nos podría ocurrir.
 
ANGEL GABILONDO,  blogs.elpais.com 9.11.2012
 
 
 
 


lunes, 29 de octubre de 2012

Al caer la tarde

óleo s/lienzo (100 x 73)

martes, 23 de octubre de 2012

A vista de pájaro

óleo s/lienzo (60 x 80)

martes, 16 de octubre de 2012

... sueños sucesivos


Una buena exposición cuenta una historia y formula una hipótesis. En Gauguin y el exotismo, su comisaria, Paloma Alarcó, ha contado la huida de Paul Gauguin a los mares del Sur como el gran viaje de ruptura del arte moderno, que tiene su origen en los viajes románticos de la época de Chateaubriand y Delacroix y se proyecta hacia delante en la fascinación por lo salvaje de los expresionistas alemanes, y en una mitología de la aventura exótica prolongada por el cine. En el arte, las obras individuales se comprenden mejor cuando pueden verse en el juego de sus conexiones y sus resonancias. Paul Gauguin es uno de los pocos artistas inmediatamente reconocibles, dueño de un estilo y de un catálogo de imágenes que casi cualquiera identifica sin vacilación como suyos. Pero para comprender su originalidad es muy útil relacionarlo con los modelos en los que se fijó, y su relevancia no sería tan grande si no hubiera inspirado algunas de las corrientes visuales más fértiles del siglo XX.

Ahora que el arte y el capitalismo viven en una armonía tan perfecta, y que los artistas vivos más celebrados por la crítica y canonizados por los museos se mueven con una solvencia de especuladores financieros, probablemente resultará pintoresco recordar en qué medida los grandes forjadores del arte moderno fueron fugitivos, marginales, renegados de una sociedad burguesa que cuanto más se afianzaba menos sitio dejaba para ellos. La huida, la expulsión, no son solo, con mucha frecuencia, circunstancias biográficas, sino rasgos fundamentales de una actitud. En el mundo moderno no había sitio para el artista moderno. Rembrandt o Velázquez habían padecido inseguridades sobre el lugar que les correspondía en el orden social, pero no dudaban de que ese lugar existía para ellos: al servicio de clientes ricos, o de los personajes de la corte. Pero en el siglo XIX, cuando la industrialización desbarata los modelos de producción artesanal a los que se había asimilado el trabajo de los pintores, y cuando éstos, igual que los músicos o que los literatos, ya no tienen príncipes ni arzobispos que los patrocinen, la única salida es la intemperie del mercado: el pintor, el escritor, el músico, trabajadores solitarios, compiten en desventaja con la industria poderosa del entretenimiento, y si no se rebajan a secundar el gusto dominante se saben condenados a la penuria y a la irrelevancia.

El artista moderno, literalmente, es un descastado. Su rebeldía estética es también política y existencial. Delacroix había estado con los revolucionarios de 1830 y Baudelaire, a su manera atrabiliaria, con los de 1848; Rimbaud con los de la Comuna, en 1871, y Gauguin con los anarquistas y con los republicanos españoles que conspiraban en París contra la Restauración borbónica de Alfonso XII. La negación de las convenciones académicas se corresponde con esa rebeldía política. El fracaso de las revoluciones y la fortaleza abrumadora de la sociedad burguesa no deja más salidas que el nihilismo bohemio o la huida.

Lo que va descubriendo Gauguin es que ni las rupturas estéticas son absolutas ni las huidas verdaderas. En sus cuadros un solo plano de formas hechas de colores puros quiebra la profundidad ilusionista de la perspectiva, y sus paisajes de Tahití y las figuras que los pueblan proponen un mundo visual ajeno a la tradición europea; pero por debajo del evidente exotismo hay una fidelidad escrupulosa a aquello mismo que el fugitivo rechazaba: la idea occidental y cristiana del Paraíso Terrenal, con su serpiente tentadora y sus arcángeles punitivos, la añoranza melancólica de una Arcadia entre pagana y neoclásica que habría sido inteligible para un artista tan comedido como Poussin.

En cuanto a la huida física, su imposibilidad proviene de una paradoja que a una persona tan aguda políticamente como Gauguin no podía escapársele: el artista que huye de las metrópolis sofocantes del capitalismo viaja no a territorios inexplorados sino a los confines de la expansión colonial. Ese mundo romántico de los descubrimientos que excita —a través de los libros de viajes, los grabados, las fotografías, las postales— la vocación de escapar y la conciencia de que la verdadera vida está en otra parte, es también el de la destrucción de sociedades y ecosistemas tan frágiles que no resisten el choque con los invasores europeos. El Tahití al que llega Gauguin no es un paraíso intacto sino un paisaje de ruinas, poco más de un siglo después de aquellos viajes de Bougainville y del capitán Cook que hicieron tanto por difundir en Europa la leyenda del Buen Salvaje, del estado de naturaleza. Recién llegado a la capital de Tahití, Papeete, después de una larguísima travesía, Gauguin comprueba que allí no está el paraíso y lo busca un poco más allá, en Mataiea. Y al cabo de unos años lo sigue buscando en las islas Marquesas. Su huida termina porque se le acaba la vida y porque ya no queda otro lugar más allá hacia el que seguir escapando. Y hasta su mismo final vive en rebeldía contra los funcionarios coloniales.

 

‘Gaugin y Tahití, Sueños sucesivos’ ANTONIO MUÑOZ MOLINA – El País 5.10.2012

jueves, 11 de octubre de 2012

Soltando sueños


 
He olvidado el sueño que me mantenía, 
ahora veo su sitio vacío. 

Por las mañanas, por costumbre me acerco 
pero nada. 

Al acostarme, como un autómata vuelvo: 
… vacío. 

A veces, como un relámpago…  

… -¿qué ha sido eso?-
 

Creció a la vez
que yo crecía
pero dejé de alimentarlo. 

Por las mañanas
voy en blanco,
por las noches
en el hueco descanso.

.

Madness


miércoles, 3 de octubre de 2012

Hasta el 11 de octubre






EXPOSICION DE PINTURAS 

Centro Cultural Caja Rioja - Gran Vía, 2 - Logroño

 HASTA EL 11 DE OCTUBRE

de lunes a sábado, excepto festivos, de 18 a 21 h.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Sobre el profundo deseo de mejorar




¿Cuánto tiempo tarda nuestro cerebro en reaccionar conscientemente al sentir compasión psicológica?

El ser humano tarda, al menos, medio segundo en sentir compasión ante el dolor psicológico de otra persona. ¿Es esta reacción rápida o lenta? Si tenemos en cuenta el funcionamiento de las neuronas, se trata de una reacción bastante lenta porque requiere de muchos más elementos. El inconsciente es muchísimo más veloz y, por este motivo, tan sólo necesitamos unos 20 milisegundos para sentir compasión frente al dolor físico. Pero, si tenemos en cuenta la escala de tiempo del ser humano, las reacciones movidas por la consciencia transcurren en lapsos de tiempo más que aceptables.

Si la consciencia retarda nuestro tiempo respuesta, ¿qué ventajas evolutivas nos proporciona?

El principal motivo por el cual la consciencia se seleccionó reside en que proporciona una serie de ventajas muy valiosas a la hora de gestionar la existencia. Nos da la capacidad de estar siempre pendientes de nuestra propia vida, de forma que nos convierte en seres preocupados por el proceso vital que nos empuja. Además, dirige nuestra atención y nos permite emplear nuestro cerebro en cosas mejores, en trabajos más sofisticados, con el objeto primordial de satisfacernos.

¿Es la cultura unos de esos trabajos sofisticados?

La consciencia es el pasaporte imprescindible para desarrollar una cultura. Si eres consciente del sufrimiento, entonces te conviertes en alguien escrupuloso a la hora de alterar el entorno. ¿Y cómo se modifica el entorno? por ejemplo, minimizando los elementos que son causa de sufrimiento, o bien creando elementos que producen bienestar, como una melodía musical o una pintura. Cuando un terremoto sacude una población, rápidamente nos preguntamos cómo puede ser que ocurran cosas así, nos preguntamos qué estructuras de la corteza terrestre son responsables de estas desgracias y, consecuentemente, el ser humano trabaja para detectarlas y modificarlas. La cultura y sus instrumentos – entre los que se incluyen el comportamiento moral, la justicia, los sistemas socio-políticos, la economía, la ciencia y la tecnología- se crean como respuesta a las dificultades del entorno, de la vida. A los cerebros complejos les mueve un profundo deseo de mejorar. Y, lo más importante, esta respuesta ante los obstáculos no le ocurre a una sola persona sino a muchas a la vez.

¿Concibes, entonces, la cultura como una herramienta que actúa como regulador social?

Efectivamente. De la cultura y sus instrumentos emergen una serie de mecanismos, similares a los que en nuestro organismo sirven para regular la presión sanguínea o el sistema inmunológico. La única diferencia es que estas funciones de regulación biológica se asentaron hace mucho tiempo y lleva un largo periodo perfeccionándose, mientras que la regulación social basada en la cultura continúa progresando. Si prestamos atención al camino recorrido por este nuevo tipo de mecanismo social, comprobamos que no vamos desencaminados. Por ejemplo, la Historia nos muestra que el índice de violencia que azota el planeta disminuye progresivamente. Definitivamente, el mundo es menos violento ahora que hace mil años e incluso que hace cien años. Y es que la cultura es algo que incide en la sociedad y la equilibra. 



De la entrevista realizada a ANTONIO DAMASIO (neurobiólogo) en el número 10 de la revista REDES

 

Ain´t got no/ I got life


miércoles, 26 de septiembre de 2012

Exposición


EXPOSICION DE PINTURAS MERCEDES BLANCO
Centro Cultural Caja Rioja - Gran Vía, 2 - Logroño
del 26 de septiembre al 11 de octubre
de lunes a sábado, excepto festivos, de 18 a 21 h.
 
 
 

martes, 18 de septiembre de 2012

Banco de hielo

óleo s/lienzo (60 x 73)

domingo, 9 de septiembre de 2012

Cuando no estamos seguros de nada



ALGO SOBRE EL ALMA 

Alma se tiene a veces.
Nadie la posee sin pausa
y para siempre.

Día tras día,
año tras año
pueden transcurrir sin ella.

A veces sólo en el arrobo
y los miedos de la infancia
anida por más tiempo.
A veces nada más en el asombro
de haber envejecido. 

Rara vez nos asiste
en las tareas pesadas,
como mover los muebles,
cargar las maletas
o recorrer caminos con zapatos apretados.

Cuando hay que cortar carne
o llenar solicitudes,
generalmente está de asueto.

De mil conversaciones
toma parte sólo en una,
y no necesariamente,
pues prefiere el silencio.

Cuando el cuerpo nos empieza a doler y doler,
escapa sigilosamente de su hora de consulta. 

Es algo quisquillosa:
con disgusto nos ve en la muchedumbre,
le repugna nuestra lucha por supuestas ventajas
y el rumor de los negocios.

La alegría y la tristeza
no son para ella sentimientos distintos.
Sólo cuando se unen
está presente en nosotros.

Podemos contar con ella
cuando no estamos seguros de nada
y tenemos curiosidad por todo.

De los objetos materiales
le gustan los relojes con péndulo
y los espejos que trabajan afanosos
aunque no mire nadie.

No dice de dónde viene
ni cuándo se irá de nuevo,
pero evidentemente espera esa pregunta.

Según parece,
así como ella a nosotros,
nosotros a ella
también le servimos de algo.

 
-Instante-   WISLAWA SZYMBORSKA

sábado, 1 de septiembre de 2012

escribir...pintar



[…]
 

escribir
‘otoño’
para recordar cómo
uníamos castañas con palillos de dientes
y surgían princesas y perros y dragones
y mi madre era hermosa
y ¿quién sabe? tal vez
fue feliz, también ella,
ese día

escribir 

para arquear el espinazo de las letras
a imagen del dolor
para trazar las líneas de la vida
líneas que se encogen
líneas retráctiles
como nervios apresados en la carne
como venas quebradizas
venenos infiltrados
en las arterias, líneas
que merodean en torno al corazón
calado por la angustia
y el cansancio
líneas como cables tendidos
entre una vida y otra menos vida
líneas ultracortas
líneas entrecortadas
líneas respiradero
líneas túnel
para desembocar
en el horizonte
recuperar allí
las fuerzas del principio pero
líneas quebradas
presionadas
oprimidas, líneas
de vuelta atrás
combadas sobre el tiempo
que queda
el tiempo que nos queda
termitero o volcán
vaciado por los seres (los insectos, la lava)
que operan desde dentro

líneas
de retroceso
¡si fuesen sólo al sueño!
pero no: más abajo. 

escribir
como quien muerde un rayo
con los brazos en cruz 

escribir
que sus pulmones se cerraron
como las alas de una
mariposa.
Dejó un rastro de polvo azul
en los dedos de quienes fueron
a tocarla

escribir
como aquel que se fuga de un hospital y arrastra tras de sí
las sondas, el goteo, la máscara de oxígeno y corre
sobre agujas envenenadas 

¡Despertad!
¡nadie podrá evitarlo!
sólo es cuestión de tiempo
contad los gritos que dais
en el fondo del agua
¡Contad los gritos! 

cada cual con su dolor a solas
el mismo dolor de todos

-Alguien disimula. Sonríe,
devuelvo la sonrisa. Sé
que para él ya oscureció.
También él lo sabe.
Pero se esfuerza. Todos
nos esforzamos.
Gritar es esforzarse.
Gritar es rebelarse.- 

escribir
porque alguien olvidó gritar
y hay un espacio blanco
ahora, que lo habita 

escribir
porque es la forma más veloz
que tengo de moverme 

escribir
 
¿y no hacer literatura?

¡y qué más da!: 

hay demasiado dolor
en el pozo de este cuerpo
para que me resulte importante
una cuestión de este tipo.
                                   Escribo 

para que el agua envenenada
pueda beberse.


CHANTAL MAILLARD


viernes, 17 de agosto de 2012

Algún día

Ícaro, de Henri Matisse



"… Algún día (que indudables signos precursores anuncian ya de manera elocuente y brillante a veces en los países nórdicos), algún día existirá la hembra y la mujer cuyo nombre ya no signifique sólo lo contrario de lo masculino, sino algo en sí mismo, algo que no haga pensar ni en completarlo ni en sus límites, sino sólo en vida y existencia: la persona femenina.
 Este progreso (muy en contra al principio de la voluntad de los hombres, que se verán superados) transformará la experiencia del amor, que ahora está llena de errores, la cambiará desde su base, transformándola en una relación que se entienda de persona a persona, y ya no de hombre a mujer. Y este amor más humano (que se consumará con infinita dulzura y delicadeza, y con bondad y claridad tanto al unirse como al desligarse) se parecerá al que vamos preparando entre luchas y esfuerzos, el amor que consiste en que dos soledades se protejan, se delimiten y se cumplimenten una a otra".

  ‘Cartas a un joven poeta’ R. M. RILKE

viernes, 3 de agosto de 2012

Un virus


Tengo inoculado el virus
del miedo,
parece que está extendido
y hay miedo generalizado,
se trata de una pandemia
y es muy grave
aunque no da fiebre
sólo paraliza
y engaña,
como si no pasara nada.

Y seguimos, pero
no vemos bien
no pensamos
no nos enteramos
nos lanzamos
no sabemos
no nos atrevemos
nos largamos
nos escondemos
nos camuflamos
nos embrutecemos
nos inflamos
rivalizamos
competimos
disimulamos
actuamos
callamos
hablamos de más.

No pasamos de ahí
o nos pasamos de la raya,
renunciamos
forzamos,
nos agarramos
nos aprisionamos,
aparecen tics
malos humos

Cariacontecidos
y abandonada la risa
nos asaltan carcajadas huecas
que dan miedo
pero no lo vemos
y vuelta a empezar
 

Este virus da mucho cansancio
exhaustos proseguimos
pero ¿a dónde?

¿Cómo será vivir sin miedo? 

Desposeídos

.