Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Se acercaron al borde.
Los empujó, y volaron.

Guillaume Apollinaire

jueves, 9 de noviembre de 2017

La belleza sin profundidad...




“La belleza sin profundidad simbólica resulta en simple ornamento; el símbolo sin la belleza lleva al psicoanálisis. Sólo cuando se dan los dos juntos se puede hablar de arte. Las obras que combinan ambos elementos con mayor fuerza se califican como clásicas. En su magistral libro The Analogical Imagination, el teólogo David Tracy define la obra clásica como aquella que siempre contiene “un exceso de significado”. Decimos que los clásicos son “intemporales” –escribe- no porque no pertenezcan al tiempo, sino porque pertenecen a todo momento, son siempre oportunos; su relevancia no decae jamás, y cada generación, cada nuevo receptor de la obra, la reinterpreta como algo nuevo. Según Tracy, sabemos que estamos ante un clásico cuando la obra hace que nos demos cuenta de que nuestra visión general de la vida no es tan completa como pensábamos, que “las cosas quizá sean de otra manera””.


Del libro VINDICACIÓN DEL ARTE EN LA ERA DEL ARTIFICIO de J.F. MARTEL (Ed. Atalanta)