Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Se acercaron al borde.
Los empujó, y volaron.

Guillaume Apollinaire

sábado, 3 de julio de 2010

Lo innato, el esfuerzo, la suerte.

Del libro "Arte, Mente y Cerebro" de Howard Gardner

"...Incluso la combinación de talento innato, pedagogía apropiada y buena capacitación no basta para dar lugar al artista creativo. Al artesano competente, sí; al gran innovador, no.

... Entran en juego aquí los rasgos de la personalidad y el carácter. El individuo propenso a alcanzar la grandeza artística debe tener la firme motivación de sobresalir, de destacarse. Poseído de una poderosa visión, debe sentirse compelido a expresarla una y otra vez, dentro del medio simbólico de su elección. Debe estar dispuesto a vivir en la incertidumbre, a correr el riesgo de fracasar, de sufrir afrentas, a volver repetidamente a su proyecto hasta satisfacer sus propias exigencias, al tiempo que se comunica
poderosamente con otros.

... En el placer de la incesante exploración y en la voluntad de no prestar atención a lo que puedan decir los demás, existe un vínculo entre cada niño y cada artista adulto talentoso. Para ambos, además, el medio artístico proporciona los instrumentos necesarios para abordar ideas y emociones de gran significación, que no pueden articular ni dominar a través del lenguaje corriente.

... Ciertos rasgos personales contribuyen favorablemente a la historia del desarrollo requerida. Para llegar a la grandeza, un individuo debe ser osado, capaz de correr riesgos y propenso a enfrentar lo desconocido. Pero ni siquiera ésto es suficiente. Para que sus aportes se mantengan firmes, el individuo también debe exhibir el poder de la constancia: debe tener la voluntad necesaria de ir más allá de un triunfo (o un fracaso) inicial, y seguir profundizando. La presencia de modelos o maestros propicios, la existencia de un público que aprecie sus creaciones y una saludable dosis de buena suerte, son todos elementos necesarios."

Para el gran innovador deben confluir todas esas características y circunstancias que nombra Gardner, y eso no se sabrá hasta pasado un tiempo, en algunos casos generaciones.
Aunque echando la mirada hacia uno mismo, lo importante es encontrar la fórmula de 'estar bien y dar bien' naturalmente, como un árbol que va creciendo y cambiando conforme las estaciones, florece, da su fruto, da sombra, ..., luego será madera, papel o mueble. Tranquilamente, sin exigencias.

El árbol no tiene libertad, es lo que nace, las perturbaciones son externas, no le afectan en su ser. El humano es un ser mucho más sensible y sí nace con libertad, un don que puede ser una condena, además de todas las circunstancias que sí afectan en la manifestación de su ser (que no en el ser) y se pierde (casi todos vamos algo perdidos o del todo), aunque la libertad siempre está ahí para poder descubrir qué se es y dejarse ser tranquilamente, sin exigencias.

A veces se dan circunstancias externas muy opresoras y parece no estar al alcance de todos el uso de la libertad individual de la misma forma.

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