Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Se acercaron al borde.
Los empujó, y volaron.

Guillaume Apollinaire

sábado, 23 de febrero de 2013

Por una casualidad

  
  

“Las estrellas: ¿qué son?          Son trozos de hielo que reflejan el sol;          son luces que  flotan en el agua más allá de la cúpula transparente;          son clavos en el cielo;          son agujeros en la gran cortina que hay entre nosotros y el mar de luz; …       hacen recados a los amantes;         son composiciones de átomos que caen por el vacío y se enredan entre sí; …          son aves cuyas plumas arden;            fecundan a las madres de los grandes hombres;           son brillantes concentraciones del aliento espiritual, hechas con los residuos sobrantes de la creación del sol y la luna;          son las simientes de todas las criaturas de la tierra; …          son esferas de cristal cuyo movimiento crea música en el cielo;          ellas están fijas y nosotros nos movemos;          nosotros estamos fijos y ellas se mueven;          son las luces de los palacios donde viven los espíritus;      son de distintos tamaños;          son cirios fúnebres, y soñar con ellas es soñar con la muerte;             son como todo lo material, de cuatro tipos de materia: protones, neutrones, electrones, neutrinos;          son la interacción por medio de cuatro fuerzas: gravedad, electromagnetismo, fuerza nuclear fuerte y fuerza nuclear débil; …          son las ascuas del fuego de la creación;        nunca cambian;        son lo que está en un estado de cambio continuo; …       son las Nunca Desvanecidas, con forma de golondrina que se alimentan con el fruto del Árbol de la Inmortalidad, aquel que crece en la isla del Lago del Halcón Verde;     brillan, refulgen, titilan, destellan;           son deliciosas; …          son una especie de queso celeste batido hasta hacerse luz;        son, simplemente son;            nosotros y todas las estrellas que vemos sólo somos el átomo en un conjunto infinito: un archipiélago cósmico; …          el cielo es de lapislázuli puro, salpicado de pirita que son las estrellas;           la única palabra que oímos de ellas es su luz;          bajo un cielo estrellado en una noche clara, el poder oculto del conocimiento nos habla una lengua que no conocemos su nombre;           la bondad y el amor manan de ellas; …         no tienen elementos fortuitos o aleatorios, ni movimiento errático o inútil;       el mal y el infortunio manan de ellas;          su existencia es improbable; …           su maravillosa regularidad está más allá de toda creencia y es una prueba de que en su seno reside la inteligencia divina;           el silencio eterno de esos espacios infinitos es aterrador; …       el conocimiento de las estrellas es fundamental para la comprensión de los poetas; …      somos el centro del universo material, pero estamos en el perímetro del universo espiritual, condenados a ver de lejos el espectáculo de la danza celestial; … “   

  
 ELIOT WEINBERGER  ‘Algo Elemental’ (Ed. Atalanta)   

  

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