Las vacaciones acabaron, viajar al sur me sentó bien, la brisa vivifica y ver el azul del mar sosiega, la casa de Juan Ramón Jiménez consiguió que mi mente se fugara de mi realidad para entrar en las vidas pasadas de Juan Ramón y Zenobia, sin esta mujer a su lado Juan Ramón no sé si hubiera podido llegar a ser quien fue, pero gracias a los dos, nos han dejado un buen 'baúl'.
Vino primero pura,
vestida de inocencia;
y la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes;
y la fui odiando, sin saberlo.
Llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros...
¡qué iracundia de yel y sin sentido!
... Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica,
y apareció desnuda toda...
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
Juan Ramón Jiménez
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