Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Se acercaron al borde.
Los empujó, y volaron.

Guillaume Apollinaire

lunes, 1 de noviembre de 2010

Sigue Rilke


“También amar es bueno, pues el amor es difícil. El amor de persona a persona: esto es tal vez lo más difícil que nos ha sido encomendado, lo máximo, la última prueba y examen, el trabajo para el que todo otro trabajo sólo es una preparación, Por eso los jóvenes, que son principiantes en todo, no son capaces todavía de amar: tienen que aprender a hacerlo. Con todo su ser, con todas sus fuerzas reunidas en torno a su corazón solitario y asustado, que palpita alborotado, tienen que aprender a amar. Pero la época de aprendizaje es siempre una época larga, cerrada, y así el amar es para mucho tiempo y penetra profundamente en la vida: soledad, aislamiento crecido y ahondado para el que ama. Amar no es, en principio, nada que signifique abrirse, entregarse y unirse a otro (pues, ¿qué sería una unión entre alguien sin aclarar y alguien no preparado, carente de orden?); es una ocasión sublime para que madure el individuo, para que llegue a ser algo en su interior, para que se transforme en mundo para sí mismo por amor a otro; es una exigencia grande, sin límites, que hay en él, algo que le elige y le llama hacia algo lejano. Sólo en este sentido, como tarea para trabajar en sí mismos (‘día y noche escuchar y martillear’) deberían los jóvenes utilizar el amor que les es dado. El abrirse y entregarse y todo tipo de experiencia en común no es para ellos (que aún tienen que ahorrar y acopiar), es lo definitivo, es tal vez aquello para lo que ahora apenas es suficiente aún la vida humana”

'Cartas a un Joven Poeta' de Rainer María Rilke


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