Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Se acercaron al borde.
Los empujó, y volaron.

Guillaume Apollinaire

miércoles, 29 de mayo de 2013

Un modo sutil de conocer

 
La imagen del corazón –l’immágine del cuor- era una idea importante en la obra de Miguel Ángel, que estaba muy influido por la tradición platónica. Imaginar con el corazón hace referencia a un modo de percepción que atraviesa nombres y apariencias físicas hasta llegar a una imagen interior personificada, desde el corazón hasta el corazón. Cuando Miguel Ángel retrató a Lorenzo y Julián de Médicis en la sacristía de San Lorenzo, los rasgos que plasmó no eran naturales, no eran como aparecían en la realidad, sino que estaban transfigurados para que se ajustaran a la verdadera imagen de sus personas en el corazón. Mientras que el Renacimiento científico (Bacon y Galileo) insistía en la primacía de la percepción sensible, la immágine del cuor de Miguel Ángel implicaba que la percepción es secundaria a la imaginación. Al imaginar más allá de lo que ven los ojos, aunque a través de ellos, la imaginación concibe imágenes primordiales. Y éstas se presentan a sí mismas bajo formas personificadas.
Más cerca de nuestro tiempo, otro mediterráneo, Miguel de Unamuno, volvió a la relación entre corazón e imágenes personificadas y explicó la necesaria interdependencia del amor y la personificación:
 
“Para amarlo todo, para compadecerlo todo, humano y extrahumano, viviente y no viviente, es menester que lo sientas todo dentro de ti mismo, que lo personalices todo. Porque el amor personaliza todo cuanto ama, todo cuanto compadece. Sólo compadecemos, es decir, amamos, lo que nos es semejante, y en cuanto nos lo es, y en tanto más cuanto más se nos asemeja, y así crece nuestra compasión, y con ella nuestro amor a las cosas a medida que descubrimos las semejanzas que con nosotros tienen. (…) El amor personaliza cuanto ama. Sólo cabe enamorarse de una idea personalizándola.”
 
Y concluye diciendo: “El sentimiento del mundo, sobre el que se funda la comprensión de él, es necesariamente antropomórfico y mitopeico”. Amar es una forma de conocer, y, para conocer, el amor tiene que personificar. Personificar es, pues, una forma de conocer, especialmente aquello que es invisible y está oculto en el corazón.
Desde esta perspectiva, personificar no es un modo menor y primitivo de aprehender, sino uno más sutil. Constituye en la teoría psicológica el intento de darle corazón al método y de devolver los pensamientos abstractos y la materia muerta a su configuración humana. Dado que personificar es una epistemología del corazón, una manera intelectual de sentir, hacemos mal en considerarlo como un proceso mental arcaico e inferior, apto sólo para aquellos a quienes les está permitido el lenguaje emotivo y la lógica afectiva: niños, locos, poetas y primitivos. El método en psicología no debe poner obstáculos al amor, y somos unos insensatos al calificar de inferiores los medios que el amor mismo emplea para comprender.
 
 
'Re-imaginar la Psicología' JAMES HILLMAN (Ed. Siruela)
 
 

jueves, 23 de mayo de 2013

Bocetos

grafito s/papel (21 x 29 cms)

lápices de colores s/papel (21 x 29 cms)

grafito y lápices de colores s/papel (21 x 29 cms)
 
 

martes, 21 de mayo de 2013

0


Para el Aire


 
Ya lo dijo el profeta:
“He visto todo lo que se hace
bajo el sol, y todo es vanidad
e intentos de atrapar el viento”
 
Calladamente,
comenzando el descenso
descubres que el viento
te rodea
te alza,
casi vuelas
… o te tira.
 
Vuelve,
te arremolina
y te levanta,
te empuja,
luego te detiene,
se aleja,
y te abandona…
en la noche
empiezas a extinguirte
y suplicas:
Aire, Aire

 
Aireando
Aireando
te acercas,
no te veo
pero lo dicen
las ramas y las hojas
de los árboles,
hablan de ti las nubes
y te deslizas en mi piel.
 
Por las mañanas
me alientas
y en la noche
acaricias
mi inquietud.
 
Aire ando
Aire ando

me entrego al ir y venir
en este océano de viento,

ya me arrojo a ciegas
confiando siempre
en tu cálida corriente.

.

lunes, 13 de mayo de 2013

Acuífero

óleo s/lienzo (33 x 46 cms)

martes, 7 de mayo de 2013

Bajo tierra / Below ground

óleo s/lienzo (100 x 73 cms)

domingo, 5 de mayo de 2013

sábado, 4 de mayo de 2013

'hacer lo correcto'

 
 
“… La conciencia es un producto de la cultura judeocristiana. Pertenece a la idea de la moralidad y, más adelante, al superego freudiano: la voz de los padres, la Iglesia, el Estado o cualquier institución social que establece qué es correcto y qué no lo es. Pero el daimon no es un moralista. De hecho, puede oponerse a la conciencia, como cuando pensamos que debemos ‘hacer lo correcto’ –casarnos con esa chica, aceptar el trabajo más seguro…- mientras el daimon nos susurra: ‘No lo hagas. Te apartarán de tu verdadero yo y quedarás vacío y desconcertado’. Por raro que parezca, hasta es posible pedirle a nuestro daimon que cumpla nuestros deseos, por maléficos y ruines que sean; podemos apropiarnos del poder diamónico para nuestros propios fines egoístas.
 
[…]
 
Aquellas almas excepcionales que adquieren conciencia de sus dáimones, como le ocurrió a Jung, tienen la satisfacción de culminar su propósito y, por lo tanto, su verdadero yo. Pero eso no las hace inmunes al sufrimiento, pues, ¿quién sabe qué páramos nos hará atravesar el daimon antes de que alcancemos la isla de los bienaventurados? ¿Quién sabe qué luchas y heridas nos esperan –como a Jacob- en manos de nuestro ángel? Nuestro daimon no nos enseña a buscar una cura para nuestros sufrimientos, sino una forma sobrenatural de usarlos. ‘Me costaba mucho convivir con mis ideas’, escribió Jung al final de su larga y fructífera vida. ‘Llevaba un daimon dentro de mí […]. Me dominaba, y si a veces me mostré implacable fue porque estaba en poder de un daimon […]. Las personas creativas tienen poco poder sobre su propia vida. No son libres. Son esclavas y se rigen por su daimon […]. El daimon de la creatividad pudo conmigo’.
Aunque pueda resultar más difícil de apreciar, el daimon también está presente en personas que no parecen tener nada excepcional. Tal vez no sea una llamada al éxito o al encanto mundanos, ni a la grandeza o incluso la santidad, pero no deja de ser una llamada a su carácter o naturaleza. Todos conocemos a personas que llevan una vida en apariencia rutinaria, que no han sido llamadas a tareas de excepción como la de poeta, chamán o conquistador del universo, pero a las que vemos centradas, realizadas, relajadas, interesadas, de buen humor, buenas. Y parecen, además, felices. En griego, felicidad era eudaimonia, tener un buen daimon o complacido. No se trata de qué hacen –pueden ser vendedores de zapatos o pastores-, sino de cómo lo hacen, con qué arte, integridad y entusiasmo. Su vocación no radica en su trabajo sino en su vida: en el bar, en la familia o en sus aficiones. En su vida imaginativa más íntima. Es tan probable, o incluso más, que alcance la santidad la inadvertida pero generosa madre de cinco hijos que un gran artista. Pues su llamada puede ser el pasar inadvertida, ser lo más convencional posible, pero no de una forma que la anule sino que le haga exaltar el valor de las pequeñas cosas –como hacer la colada o conducir un coche-, sembrando la armonía, la colaboración y el bienestar. Son personas de un atractivo antiheroísmo en una época en que lo heroico suele oler a sospechoso: los constructores de imperios, los amasadores de fortunas, el divismo de los artistas, los grandes triunfadores… Ninguna vida es mediocre cuando se contempla desde el interior…”
 

‘La vida oculta del alma’  PATRICK HARPUR (Ed. Atalanta)
 
 

jueves, 25 de abril de 2013

Cielo o Tierra II



“Al final de su cuarto volumen de Les mythologiques, el antropólogo francés Claude Lévi-Strauss concluye que si existe una pareja de símbolos que encarne nuestra condición dual, ésa es la del Cielo y la Tierra. Y es que casi todas la mitologías hablan de un tiempo en que el mundo celeste yacía con este mundo; su separación fue la causa de todas nuestras desdichas y su reencuentro es nuestro anhelo. El hieros gamos, o matrimonio sagrado, de Cielo y Tierra es un símbolo de todos nuestros ansiados reencuentros de arriba a abajo en la escala del ser: emoción e intelecto, materia y espíritu, cuerpo y alma, Uno y Múltiple, masculino y femenino, humano y divino, libertad y determinismo: todas las contradicciones de nuestra demediada existencia se enlazan maravillosamente en la boda del alma y el espíritu, que mantiene nuestra dualidad en el corazón mismo del Uno. La metáfora del matrimonio nos dice que el tópico también es cierto: que aunque siempre seamos nosotros, sólo lo somos verdaderamente cuando nos hallamos en otro, tal y como Dante y Beatriz se reflejaron en los ojos del otro ante el altar resplandeciente del Amor.”
 
‘La Tradición oculta del alma’  PATRICK HARPUR  (Ed. Atalanta)

martes, 23 de abril de 2013

Redes

grafito y lápiz de color s/papel (21 x 29 cms) 

pastel y lápiz de color s/papel (21 x 29 cms)

viernes, 12 de abril de 2013

Cielo o Tierra

óleo s/lienzo (36 x 26 cm)

lunes, 1 de abril de 2013

Sobre la vida de las estrellas

 
“… Una estrella típica como nuestro Sol empieza su vida como una gran bola de gas de hidrógeno difuso, llamada ‘protoestrella’ y se contrae gradualmente bajo la fuerza de la gravedad. Cuando empieza a colapsar, empieza asimismo a rotar rápidamente (lo que a menudo lleva a la formación de un sistema de estrella doble, donde las dos estrellas se persiguen en órbitas elípticas, o a la formación de planetas en el plano de rotación de la estrella). El núcleo de la estrella también se calienta de manera tremenda hasta que llega aproximadamente a 10 millones de grados o más, y es cuando tiene lugar la fusión de hidrógeno para convertirlo en helio.
            Cuando la estrella se inflama, se llama ‘estrella de secuencia principal’ y puede arder durante unos 10.000 millones de años, convirtiendo lentamente su núcleo de hidrógeno en helio. Nuestro Sol está actualmente a medio camino en este proceso. Una vez terminado el plazo de quema del hidrógeno, la estrella empieza a quemar helio, momento en que se expande enormemente hasta alcanzar el tamaño de la órbita de Marte y se convierte en una ‘gigante roja’. Cuando el combustible de helio en el núcleo queda agotado, las capas exteriores de la estrella se disipan y abandonan el propio núcleo, ‘una enana blanca’ de dimensiones similares a las de la Tierra. Estrellas pequeñas como nuestro Sol morirán en el espacio, como residuos de material nuclear muerto, en forma de enanas blancas.
            Pero en estrellas que tienen quizá de diez a cuarenta veces la masa del Sol, el proceso de fusión se efectúa mucho más rápido. Cuando la estrella se convierte en una supergigante roja, su núcleo fusiona rápidamente los elementos más ligeros, por lo que parece una estrella híbrida, una enana blanca dentro de una gigante roja. En esta enana blanca pueden crearse los elementos más ligeros de la tabla periódica de elementos hasta el hierro. Cuando el proceso de fusión alcanza la fase en que se crea el elemento hierro, no puede extraerse más energía, por lo que el horno nuclear, después de miles de millones de años, se apaga. En este punto, la estrella se colapsa abruptamente, creando grandes presiones que empujan los electrones hacia los núcleos. (La densidad puede exceder 400 mil millones de veces la densidad del agua.) Esto hace que las temperaturas se eleven a millones de grados. La energía gravitacional comprimida en este objeto pequeño explota hacia fuera en una supernova. El intenso calor de este proceso hace que la fusión vuelva a empezar, y se sintetizan los elementos más allá del hierro en la tabla periódica.
            La supergigante roja Betelgeuse, por ejemplo, que puede verse fácilmente en la constelación Orión, es inestable; puede explotar en cualquier momento como una supernova, arrojando grandes cantidades de rayos gamma y rayos X en su espacio circundante. Cuando eso ocurra, esta supernova será visible durante el día y podría brillar más que la Luna por la noche. (En otros tiempos se pensó que la titánica energía liberada por una supernova había aniquilado a los dinosaurios hace 65 millones de años. Una supernova a unos diez años luz de distancia podría, en realidad, terminar con toda la vida en la Tierra. Afortunadamente, las estrellas gigantes Spica y Betelgeuse están a 260 y 430 años luz de distancia, respectivamente, demasiado lejos para causar un daño demasiado serio a la Tierra cuando finalmente exploten. Pero algunos científicos creen que hace 2 millones de años una extinción menor de criaturas marinas fue causada por la explosión en forma de supernova de una estrella situada a 120 años luz.)
            Eso también significa que nuestro Sol no es la verdadera ‘madre’ de la Tierra. Aunque muchos pueblos de la Tierra lo han adorado como un dios que dio nacimiento a la Tierra, esto es sólo parcialmente correcto. Si bien la Tierra fue creada originalmente por el Sol (como parte del plano eclíptico de detritos y polvo que circulaba a su alrededor hace 4.500 millones de años), nuestro Sol es apenas lo bastante caliente para fusionar el hidrógeno en helio. Eso significa que nuestro verdadero ‘sol madre’ era en realidad una estrella o colección de estrellas sin nombre que murió hace miles de millones de años en una supernova, que después sembró nebulosas cercanas con los elementos superiores más allá del hierro que forman nuestro cuerpo. Literalmente, nuestros cuerpos están hechos de polvo de estrellas, de estrellas que murieron hace miles de millones de años.”
 
‘Universos Paralelos’  MICHIO KAKU (Ed. Atalanta)  
 
 
      

viernes, 29 de marzo de 2013

El monte y la nube



Ayer ví una nube
acercarse a un monte,
pasaba por allí
y el monte se giró
para seguir viéndola,
la nube al percatarse
se hizo la despistada
pero luego, desafió al viento
y se revolvió en su contra
acabando en la ladera del monte
que se aterremotó,
polvo y gas, gas y polvo

se confundieron…
la nube desapareció
y el pico del monte se alzó.


.

viernes, 22 de marzo de 2013

Campos

óleo s/lienzo (100 x 72 cms.) 


óleo s/lienzo (72 x 100 cms.)