"En el fondo, la medicina asclepiana no era una terapia corporal: era una curación integral que sólo puede entenderse de una forma holística. Si la terapia era capaz de curar una enfermedad concreta del cuerpo se debía a que estaba orientada, como todas las medicinas antiguas, a purificar y restaurar la salud del ser humano en un sentido total. Ésta es la razón por la cual en estas clínicas no había médicos ni medicinas: todos los ‘psicoterapeutas’ que atendían allí a los visitantes pertenecían a la clase sacerdotal y practicaban un método curativo espiritual. Los griegos creían que esta terapia se acoplaba a las leyes que rigen el universo, nos referimos a las leyes divinas de la armonía universal, y que de esta manera se podía restaurar el equilibrio de la salud física como consecuencia de una progresiva experiencia de higiene psíquica. Según Erixímacos, médico y filósofo muy admirado por Platón, la medicina debe hacer que los elementos más hostiles del cuerpo se armonicen, “se amen entre sí”, decía, pues a partir de esta práctica se introduce en nosotros la influencia de Eros (el Amor) así como los efectos de la armonía universal, en los que se basaba toda la ciencia curativa de Asclepio. Pitágoras, Platón y más tarde Plotino profesaron la idea de que la meditación contemplativa de lo Bello, entendido como la armonía subyacente del universo, tiene un efecto espiritualmente beneficioso. Así pues, todos estos santuarios clínicos cobran sentido desde un ángulo psicoterapéutico, digamos, espiritual de la medicina. Esto explica por qué no se dejaba ejercer a médicos, ni a onirocríticos profesionales. Los templos de incubación de sueños eran centros de salud puramente religiosos en los que se practicaba una antigua forma de homeopatía donde la enfermedad contiene tanto su diagnosis como su curación. Por tanto, más que parecerse a un hospital de enfermos, Epidauro era más bien una especie de clínica del alma. Si existen tantas similitudes simbólicas entre estos cultos terapéuticos y los cultos histéricos es porque ambos son considerados como una curación con la dignidad de renacimiento espiritual. Visto de este modo, como los elementos ambientales del espíritu apolíneo –su apabullante derroche arquitectónico, escultórico, pictórico, acompañado de música y teatro-, por un lado y, por otro los elementos ctónicos –como el agua, las serpientes, los sueños o las ceremonias del Thólos- representaban la unión simbólica de los opuestos al formar con estos componentes simbólicos un elaborado culto a psique como totalidad, en el que confluían todos los elementos potenciales necesarios para recibir una cura animae."
"El mundo bajo los párpados" JACOBO SIRUELA
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