No
se deja ver
pero
está en las hojas al caer,
en
las flores y en los frutos se prende
un
instante eterno
para
quien quiera verlo.
No
se deja ver
pero
al alba nos saluda
y al
atardecer
nos
invita a detener.
No
se deja ver
pero
aparece
en
la cara del niño
y en
la del viejo.
Macula
los cuerpos,
se
ensaña con los que
que
poseyeron belleza,
cubre
e iguala los seres.
El
Tiempo,
el
más grande y duro de los maestros,
asesino
y bálsamo
(a
un tiempo).
.
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