El mar embestía a la roca
dos veces por minuto,
ciento veinte golpes a la hora,
dos mil ochocientos ochenta azotes al día,
ochenta y seis mil cuatrocientos empujones al mes,
un millón treinta y seis mil ochocientos embates al año,
y así, año tras año,
cientos de años,
pasaron miles de años,
la roca acabó cediendo
y se entregó al mar.
Ahora
el mar ha dejado varado en la playa
un montón de arena,
viene mojada y fría,
arena que quiere volver
a ser roca.
El sol se asoma,
el aire se acerca,
pies descalzos la rodean..
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