Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Venid hasta el borde.
No, que caeremos.
Se acercaron al borde.
Los empujó, y volaron.

Guillaume Apollinaire

miércoles, 4 de enero de 2012

¿A dónde va el hombre?

        “¿De qué manera deberían entonces actuar los que, siendo jóvenes o mayores, se hayan dado cuenta de la nueva estructura de conciencia para que así se logre superar la crisis actual? Lo más importante es que sepan cómo y dónde actuar con respecto a las estructuras anteriores, la mágica, la mítica y la mental. Como la estructura mágica implica unidad con la naturaleza, han de saber hasta qué punto uno puede seguir e implicarse en el desarrollo natural de los hechos; no puede hacerse sin medida. En el caso de la conciencia mítica, se trata del desarrollo psíquico de las imágenes. Han de saber hasta qué punto uno puede dejarse llevar y guiar por ellas. Gracias a nuestra naturaleza racional somos capaces de encauzar el curso natural de los fenómenos psíquicos, de los impulsos y sensaciones. No se trata de reprimirlos indiscriminadamente sino de ordenarlos. De esta manera se van integrando las anteriores estructuras de conciencia, éstas se trascienden, se vuelven transparentes y dejan de ser opresoras. Cuando sucede esto, el camino a la nueva conciencia queda abierto.

            Esto que puede tener lugar a nivel individual debe darse también a nivel de pueblos y naciones. En Europa este proceso ha llegado a un punto en que el hombre está maduro para la conciencia integral. Esto mismo se puede decir de los pueblos de otros continentes en la medida en que  han asimilado la cultura europea. 

Sin embargo no se puede afirmar lo mismo de los pueblos que pertenecen a otras culturas. Pero esto no quiere decir que estén retrasados. Significa sólo que estos pueblos no se encuentran sumidos en una crisis tan profunda como los occidentales. No cabe duda que los pueblos del Lejano Oriente no se ven aún tan agobiados por el peso de una etapa racional en estado deficiente como lo están los pueblos de Europa. En Asia el hombre todavía vive conectado de alguna manera a la conciencia mágica y mítica, aunque en distinta medida según los casos. Ciertamente, en este punto, existen grandes diferencias según a qué clases sociales se pertenezca, especialmente en India. Japón es un caso aparte, pero a pesar de esto y bajo una apariencia contraria en la superficie, todavía sigue viva mucha más religiosidad popular de lo que uno quizás sospeche al contemplar el alto grado de desarrollo técnico, que nada tiene que envidiar a la técnica europea. A nivel de conciencia, a pesar de toda la técnica el elemento racional no ha llegado a crear aún el agobio que está causando en Occidente.

De ahí que el Lejano Oriente pueda realmente prestar una ayuda valiosa a los pueblos occidentales que buscan un camino para superar el pensamiento racional extremo y unilateral. Esto explica el hecho de que los métodos de meditación orientales encuentren hoy día tan buena acogida en Occidente. La humanidad tiene que llegar a la unidad, pero no a una unidad impuesta por la fuerza sino a una unidad tal que permita a cada cual desarrollarse libremente según su propia manera de ser. El intercambio a nivel de meditación puede contribuir a lograr esto.

La plena integración de la cuarta dimensión en la medida que le corresponde a la nueva conciencia no es posible más que donde hay alguien que esté maduro para ello. Esta madurez ofrece los siguientes rasgos: “El que ante dificultades, tensiones, luchas, desgracias, ha llegado a ser capaz de no culpar sólo a los demás y al mundo o a las circunstancias o casualidades sino que es capaz de buscar toda la razón o culpa ante todo en sí mismo, este seguramente también será capaz de comprender en profundidad el mundo entero y todas sus estructuras” 

¿A dónde va el hombre? de HUGO-M. ENOMIYA-LASSALLE  (escrito y editado en 1981)


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