“Sobre mi vida cae
enorme sueño negro
dormid, esperanzas
dormid, dormid, deseos”
Escuché a Verlaine,
dejé dormidos los deseos,
las esperanzas me dejaron a mí
y entré en el sueño negro.
¿Fue un sueño?
No.
Fue descender, desandar
para encontrar el silencio,
la mirada, la voz, … aletear
y comenzar el ascenso.
Los deseos,
ahora en duermevela.
Sueño en blanco con un ángel,
que con nueva voz, nueva mirada,
sin ataduras, sin deseos,
él venga a posarse.
Por eso entré en el sueño negro.
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