"... entonces, te vi aparecer a unos cincuenta metros, nos íbamos a tropezar en treinta segundos y empecé a sentir los golpes de un aire frío de plata que me congelaba la piel y a la vez me bañaba en un mar demasiado salado y casi hirviendo. Me crucé de acera".
Tú te cruzaste de acera y yo entendí que preferías no saludarme. Ahora ya, un año después soy otra. Nos perdimos en ese momento.
(Para los Microrrelatos 'sudar' )
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